viernes, 29 de enero de 2010

2. EL PROBLEMA DEL VALOR CUALITATIVO




El estudio de las mercancías es el estudio de la relación económica del cambio. Sweezy habla de la mercancía como todo lo que se produce más para el cambio que para uso del productor, por lo que considera que el cambio es anterior a la división del trabajo y causa de ella, la producción de mercancías es la forma inevitable de vida económica.

Por otro lado, para Adam Smith, incapaz de concebir la división del trabajo independientemente del cambio, el origen está en la división del trabajo. Para el autor, sin embargo, la producción de mercancías es la forma universal e inevitable de la vida económica, haciendo de este modo a la economía, como la ciencia de la producción de mercancías.

Para Marx,en cambio, los productos generados como frutos del trabajo sólo pueden convertirse en mercancías como resultado de las distintas clases de trabajo. Esto implica que la mirada en economía política no deba ser únicamente una forma de estudiar cuantitativamente las relaciones sociales subyacentes en la forma de mercancía, sino también cualitativamente.

El valor de uso, de utilidad, expresa cierta relación entre el consumidor y el objeto consumido, y aunque no da una mercancía ningún carácter peculiar,es importante, segun el autor. Sin embargo algunos piensan que éste estaba excluido por Marx en sus investigaciones ya que no daba cuerpo directamente a la relación social, pero el autor hace hincapié en que esto no es así, ya que este es un prerrequisito del consumo y Marx no lo excluyó de su estudio.

Por otro lado, el valor de cambio, que se produce por la división del trabajo y la producción privada, es una forma exterior de la relación social entre los propietarios de mercancías y los productores individuales que trabajan aisladamente, en realidad, trabajando los unos para los otros.

Para Sweezy, dentro del valor de cambio, existe un valor que yace oculto. Por eso, el trabajo abstracto, representado por el valor de las mercancías, es un concepto importante en el pensamiento marxista, esta expresión equivale a lo que es común a toda actividad productiva. De esta forma, la reducción de todo trabajo a un común denominador, no es una abstracción arbitraria dictada por Marx, sino una abstracción que pertenece al propio capitalismo.

Asimismo, en la sociedad capitalista, es muy importante el volumen total de la fuerza de trabajo social y su nivel general de desarrollo, porque de ello dependen las potencialidades productivas de la sociedad. Entonces, las diferencias entre los distintos trabajos son de segunda importancia, la indiferencia hacia la clase particular de trabajo, corresponde a una forma de sociedad, en donde los individuos pasan fácilmente de una clase de trabajo a otra, por lo que el trabajo es una forma de crear riqueza.

Para el autor la reducción de todo trabajo a trabajo abstracto desvela las formas especiales que el trabajo puede adoptar, una suma de fuerza de trabajo social susceptible de transferencia de un uso a otro de acuerdo a la necesidad social. Por ello, una mercancía tiene en común con todas las demás, en que absorbe una parte total de la fuerza de trabajo disponible en la sociedad.

En cuanto al análisis cualitativo Sweezy dirá que éste determinará tanto la significación básica, como las tareas principales de la teoría del valor cuantitativo. De esta manera, la magnitud del valor expresa la conexión que existe entre cierto artículo y la parte del tiempo total de trabajo de la sociedad que se requiere para producirlo.

El autor deja claro que todo esto tiene lugar bajo las condiciones de un capitalismo relativamente avanzado, señalando que en Europa Occidental durante los siglos XVII y XVIII, el productor individual trataba a su prójimo sólo a través del mercado, donde los seres humanos no son más que instrumentos, donde el proceso de producción tiene dominio sobre el hombre. Entonces se produjo un cambio de actitud que fue el reflejo del comienzo de la producción de mercancías, aun así existe una profunda creencia en el carácter impersonal y automático del orden económico, así como es característico del capitalismo, existe aún cierto prejuicio contra la acción social.

En cuanto a la materialización de las relaciones sociales, debemos destacar su profunda influencia en el pensamiento económico tradicional, ya que las categorías de la economía capitalista han sido consideradas como si fueran inevitables categorías de la vida económica general. Siendo innegable que algunos rasgos son comunes a todas las formas de economía social o sistemas económicos sociales. No obstante incluirlas todas éstas en un solo juego de categorías e ignorar sus diferencias específicas, sería como una negación de la historia.

No hay que olvidar que los únicos que se preocupan en poner al descubierto las relaciones sociales subyacentes en las formas de producción de mercancías son los críticos del orden social como Marx. En una sociedad capitalista, los individuos, como propietarios de mercancías, están en un plano de igualdad perfecta, sus relaciones mutuas no son las relaciones entre amo y siervo de un régimen de status personal, sino las relaciones contractuales entre seres humanos, libres e iguales. Sin embargo el obrero no advierte que su falta de acceso a los medios de producción lo obliga a trabajar en condiciones dictadas por aquellos que tienen el monopolio de los medios de producción y que, por lo tanto está siendo explotado para beneficio de otros, igual como el siervo. Por el contrario, el mundo de las mercancías aparece como un mundo de iguales, donde el obrero vende su fuerza y mientras se le pague su verdadero valor, todas las condiciones están satisfechas, es decir se admite la apariencia como verdadera representación de las relaciones sociales.

Entonces, sólo se puede ver con claridad la verdadera estructura capitalista mediante un análisis crítico de la producción de mercancías, un análisis que penetre a través de las formas superficiales de hombre a hombre, donde. Esto hay que tenerlo muy en cuenta, debido a que la producción de mercancías ha ocultado el verdadero carácter de las relaciones sociales a las que da cuerpo, ha creado la racionalidad económica sin la cual un pleno desarrollo de las fuerzas productivas sería imposible. A pesar de esto, no se debe considerar el sistema como un todo planeado y racional, por que existe una creciente irracionalidad en su funcionamiento como un todo.

Para finalizar hay que apuntar que según Marx el capitalismo sería un sistema social que tiene dominio sobre el hombre, lo educa hasta un punto en que es capaz de controlar su propio destino, al mismo tiempo le impide advertir los medios de ejercer el poder que está a su alcance, y desvía de sus energías por cauces puramente destructivos.

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