martes, 2 de febrero de 2010

4. PLUSVALÍA Y CAPITALISMO

En este capítulo, el autor comenzará explicando el concepto de capitalismo y todo aquello que le es necesario para que pueda llevarse a cabo, el desarrollo de la producción de mercancías.

Es necesario señalar la distinción entre producción de mercancías y capitalismo, puesto que, aunque el capitalismo se base esencialmente en ello, no toda la producción de mercancías implica necesariamente el capitalismo. La diferencia principal del capitalismo se basa en la compra y venta de la fuerza de trabajo, basándose por ello en continuas relaciones de cambio, como bien expuso Marx, se trata de una nueva época en el proceso de producción social. Y es que, en el capitalismo tanto los medios de producción como la fuerza de trabajo son mercancías, por lo que poseen valor de cambio.

A lo largo de la historia se han producido diversos cambios ya que la producción simple de mercancías consistía en cambiar mercancía por dinero y este a su vez por nuevas mercancías que satisfacían las necesidades nuevamente generadas (M-D-M); sin embargo, en el capitalismo se cambia dinero por mercancía y esta a su vez por dinero (D-M-D), el dinero es el principio y el fin.
Pero hay que señalar que el valor del primer dinero es totalmente distinto al obtenido tras la venta de la mercancía, por lo que hay que diferenciarlos. Al primer “dinero” se le denomina D y al segundo D´, siendo ésta última D´ de mayor valor que la primera, pues el objetivo de dicho cambio es la obtención de una continua acumulación (de riqueza). A esta diferencia es lo que Marx llama plusvalía.

Sin embargo, algunos economistas ortodoxos mantiene que, la adquisición de plusvalía como incentivo de la producción proviene de una característica innata de la naturaleza humana, el llamado “móvil de la ganancia”, siendo no el sistema capitalista, si no el ser humano el que, con continuas ansias de poder, ha fomentado el concepto y desarrollo de “plusvalía”.

Para conocer el origen de la plusvalía, según Marx, es necesario analizar el valor de la mercancía como fuerza de trabajo, siendo ésta el trabajo mismo. El capitalista compra la fuerza del trabajo del obrero, es decir, al obrero mismo, quien durante un periodo de horas laborales acordado previamente, recibirá un salario (suma correspondiente al valor de los medios de subsistencia del obrero), a cambio de realizar el trabajo que le sea impuesto.

Dichas horas laborales, traducidas en la jornada de trabajo del obrero, puede dividirse en dos partes; el trabajo necesario y el trabajo excedente. El trabajo necesario es aquel que el obrero intercambia para compensar sus medios de subsistencia, es decir, es el que obtiene el obrero a modo de salario; mientras que el trabajo excedente es aquel que se da una vez cumplido el trabajo necesario, convirtiéndose en plusvalía, y siendo un beneficio perteneciente al capitalista.

En cuanto al valor total de cualquier mercancía, este está compuesto por tres partes; el capital constante (c) que es aquel que no cambia, representando el valor de la maquinaria y de los materiales utilizados; el capital variable (v) que es aquel que cambia, dependiendo del valor de la fuerza de trabajo; y por último la plusvalía (p), obteniendo con todo ello, como ya hemos dicho, el valor total de una mercancía.

Este valor total equivale a las entradas brutas por ventas, el capital constante al desembolso en materiales más depreciación, el capital variable al desembolso en sueldos y salarios, y la plusvalía al ingreso disponible, tras todas estas operaciones, para su distribución como interés y dividendos o para su reinversión en el negocio.

La tasa de plusvalía (p´) es la porción de la plusvalía (p) con respecto al capital variable (v). Para Marx esta tasa es sólo propia de las sociedades capitalistas.

La tasa de explotación es la proporción de trabajo excedente con respecto al trabajo necesario. Esta tasa, en cambio, es propia de cualquier sociedad.

La magnitud de la tasa de plusvalía está determinada por tres factores: la duración de la jornada de trabajo, la cantidad de mercancías que entran en el salario real y la productividad del trabajo.

En cuanto a la plusvalía hay se deben distinguir dos tipos: la plusvalía absoluta, aquella que se obtiene de aumentar las horas de trabajo del obrero y la plusvalía relativa, que es aquella que se puede obtener por dos vías, o bien disminuyendo el salario del obrero o bien haciéndole aumentar su productividad.

Lo que Marx llama composición orgánica de capital se deriva de la fórmula del valor total. La composición orgánica de capital (o) es la proporción del capital con respecto al capital total. Aquí, el trabajo es provisto de materiales, instrumentos y maquinaria en el proceso productivo.

En cuanto a la tasa de ganancia (g), es decir, la proporción de la plusvalía (p) con respecto al desembolso total de capital (c+v).
Para explicar mejor la teoría, Marx supone que todo capital tiene un idéntico período de rotación de un año, ya que en la práctica el total de inversión no es generalmente igual que el capital empleado durante un año, ya que el tiempo de rotación de los distintos elementos de la inversión total varía de forma notable. También se supone que la tasa de ganancia es igual tanto en las industrias como en las empresas. Si tanto las tasas de plusvalía como las tasas de ganancia son iguales en todas partes, se entiende entonces que, si el cambio de mercancías debe realizarse de acuerdo con la ley del valor, la composición orgánica del capital debe ser igual en todas partes

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