miércoles, 3 de febrero de 2010

5. Globalización: Adentrándonos en la revolución técnico-económica y política -social

Para analizar con mayor profundidad los fenómenos que se manifiestan en todas las esferas de la Globalización se deben tener en cuenta algunas de las causas históricas que dieron el origen tecnoeconómico que pasó a manifestarse en el resto de ámbitos en los que se implica el hombre. Por este motivo, creo sustancial hacer un análisis exhaustivo de las esferas tecnológica, económica, política y social en las que se expresa la Globalización.

Sobre estos aspectos, el profesor Josep F. Mària Serrano, realiza un amplio análisis en su estudio de sobre la Globalización. A continuación desarrollaremos algunos apuntes sobre el mismo.

-Los aspectos tecnoeconómicos:

La crisis económica que sacudió Occidente a partir del 1973 obligó a las empresas a incorporar rápidamente las nuevas TIC en los procesos productivos, en la gestión y en la distribución, para ser competitivas en los ámbitos nacional e internacional. El valor añadido de los productos pasó a depender más del conocimiento que llevaban incorporado (incluso la "imagen de marca") que de la manipulación física de los elementos materiales de los que se componían.

1. El aumento de la productividad de las industrias y los servicios de las empresas que han incor porado las TIC. Este aumento ha hecho posible la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos.

2. División de los trabajadores en dos categorías:

-los "trabajadores auto-programables". Estos son los que saben manejar estas tecnologías y adaptarse a los cambios que imponen: son los que generan la parte más importante del valor añadido de los procesos, y resultan difícilmente substituibles.

Los "trabajadores genéricos". Éstos, por el contrario, llevan a cabo tareas menos importantes, y son prescindibles en el plano individual, aunque no como colectivo.

3. División internacionalizante de los procesos productivos de las empresas que han incorporado las TIC. Así han tenido más facilidades aún para realizar cada fase del proceso en el país que más beneficios genere para la empresa; lo que ha llevado a la pérdida de autoridad económica de los gobiernos, que han de conceder cada vez más ventajas fiscales y laborales a las grandes empresas, si quieren retenerlas en sus territorios.

4. TIC han integrado a escala global los mercados financieros. Hoy en día estos mercados están abiertos las 24 horas del día, y mueven unas cantidades de dinero que ningún gobierno puede controlar. De hecho, las autoridades monetarias de los países ya no pueden domar los movimientos de capitales (gestionados por fondos de inversiones muy poderosos). Hasta podríamos decir que los gobiernos tienen que diseñar políticas económicas que los operadores financieros consideren "adecuadas" para no retirar los capitales del país en cuestión.

-Los aspectos sociopolíticos

De este modo, se expresa cómo el poder político de los Estados ha quedado relegado por las grandes empresas y por los mercados financieros. Los gobiernos son presionados por las empresas para obtener desgravaciones y para reducir la protección social de los trabajadores; y, además, han de tomar medidas subóptimas de política macroeconómica para satisfacer a los mercados financieros.

De otra parte, esta nueva organización económica ha ido fragmentando los intereses de los trabajadores, al tiempo que debilita el poder sindical. La Comisión Europea habla de "dualidad" en muchos niveles del mercado laboral: entre ocupados-parados, entre trabajadores temporales-permanentes, entre trabajadores a tiempo completo-a tiempo parcial, hombres-mujeres...lo que ha generado gran disparidad de intereses. Aún resulta más difícil su organización internacional, porque la cada vez más fácil movilidad de las plantas industriales o de las sedes empresariales convierte a los trabajadores de un país en competidores de los de cualquier otro.

Tal y como hemos señalado, la globalización ha surgido en plena crisis económica, pero también en pleno auge del capitalismo. Se trata de una victoria política (libertad, derechos humanos, democracia), pero también de carácter tecnológico y económico.

Existen grupos sociales que han conseguido dominar la globalización y enriquecerse. Gozan de niveles de vida mucho más altos que antes, y han puesto a su servicio gente de empresa que gestiona con eficiencia los intereses de esta minoría cada vez más reducida.

La otra cara de este enriquecimiento parcial es la exclusión. Castells bautiza las exclusiones a partir de una imagen cósmica: las llama "agujeros negros del capitalismo informacional". Son áreas geográficas enteras, ciertos barrios de ciudades del Primer Mundo, o grupos sociales enteros (jóvenes con escasa formación, ancianos sin apoyo familiar) en los que resulta estadísticamente imposible escaparse del sufrimiento o de la degradación progresiva de la condición humana.

Estos "agujeros negros" activan una fuerza de atracción muy importante, justamente porque tienden a absorber a todos los que han quedado al margen del nuevo protagonismo económico que han impuesto las TIC.

Y, comprendiendo tanto los agujeros negros como las zonas beneficiadase por el capitalismo global, se encuentran las redes globales del crimen organizado. Redes de tráfico de drogas, de armamento, de niños y mujeres para la prostitución o la explotación laboral, de inmigrantes ilegales. Se trata de gente que busca el triunfo y la riqueza al margen del respeto a los derechos humanos básicos.

Los triunfadores "legales", gente atrapada en los agujeros negros y crimen organizado son los tres grupos en los que se divide la sociedad mundial actual atravesada por la globalización.

La política ya no está guiada por la confrontación de bloques "políticos" sino que ahora enfrenta a tres centros económicos con algunas diferencias de matiz político: EEUU, Unión Europea y Japón-Sudeste asiático.

Aparte de estos centros hay áreas que han quedado al margen, dentro de las cuales se desarrollan los fundamentalismos culturales o religiosos que reaccionan a la exclusión de la globalidad "excluyendo a los que excluyen", y que se cierran en ideologías o religiones tradicionales, de la que hacen lecturas que convierten a Occidente en el enemigo contra el que combatir. De esta manera, el triunfo del capitalismo, por una parte, supone el "final de la historia" desde el punto de vista económico (F. Fukuyama, El fin de la Historia y el último hombre (The End of History and the Last Man, 1989), 1992) pero, por otra parte, desencadena el "choque de civilizaciones" desde el punto de vista político-cultural (S. Huntington, The Clash of Civilizations, 1992).

Asimismo, dentro de los Estados-Nación desarrollados, la globalización ha originado un movimiento en dos direcciones: la regionalización y la revalorización de las unidades políticas. Daniel Bell resume este movimiento exponiendo que el Estado-Nación tradicional se ha hecho "demasiado pequeño para los problemas grandes y demasiado grande para los problemas pequeños".

Por un lado, hemos constatado que ciertos problemas (ambientales, de mercado, de derechos humanos, de crimen organizado) sobrepasan la dimensión del Estado-Nación, lo cual lleva a los Estados a asociarse a escala regional (Unión Europea, NAFTA, OUA).

Por otro lado, la necesidad de identidad y de relaciones de "proximidad" (necesidad eterna, pero que se ha hecho más urgente en un mundo "sin fronteras") se intenta satisfacer a escala subestatal (España de las Autonomías, Europa de las Regiones…).

Por otra parte, la crisis del Estado-Nación (en la vertiente económico-social del estado del bienestar, así como en la vertiente político-cultural de proveedor de identidades) y la crisis de los agentes políticos tradicionales (partidos políticos y sindicatos) han ido en paralelo con el refuerzo de nuevos movimientos sociales.

Estos nuevos movimientos presentan unas características particulares:

-Se preocupan por problemas concretos pero de dimensión global (ecología, pacifismo, feminismo, cooperación con el Tercer Mundo, asistencia al Cuarto Mundo, explotación infantil).

-Tienen organizaciones internas más democráticas y participativas que los agentes tradicionales.

-Actúan con dinámicas medio festivas, medio reivindicativas, que comportan un alto grado de creatividad (organizando conciertos, ocupaciones de edificios, acampadas urbanas, campañas de recogida física o informática de firmas, actuando en redes sociales tipo Facebook…).

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